15.10.06

Presentación


Foto cortesía de Proyecto AprenDes

El Perú debe tener un Proyecto Educativo Nacional. Este es un mandato de la Ley General de Educación (art.7), un compromiso asumido por el Foro del Acuerdo Nacional (Pacto Social de Compromisos Recíprocos, disposición final) y una necesidad sentida por cuantos entienden y desean confrontar los desafíos del desarrollo del país y de sus ciudadanos. En el marco de la Ley, y en respuesta a las miles de personas y cientos de instituciones que han participado en el proceso de su elaboración a lo largo y ancho del país durante los últimos tres años, el Consejo nacional de Educación (CNE) cumple con presentar a la nación y a sus autoridades la propuesta de "Proyecto Educativo Nacional al 2021". Corresponde ahora al Gobierno y al Foro del Acuerdo Nacional determinar la ruta concreta que permitirá su puesta en marcha.

Esta propuesta es resultado de los diálogos y aportes recibidos después de la difusión del documento titulado "Hacia un Proyecto Educativo Nacional" en setiembre del año 2005. Ha sido debatida en las 26 regiones del país, en articulación con los procesos de elaboración de sus Proyectos Educativos Regionales. Han participado en su formulación maestros, autoridades regionales, educativas y de otros sectores, así como empresarios y productores, profesionales de diversas especialidades, líderes de opinión, jóvenes, dirigentes de organizaciones sociales y del mundo de la cultura. Han revisado, criticado y aportado al texto numerosas organizaciones sociales de base y asociaciones civiles, así como medios de comunicación. La propuesta se ha nutrido también de las opiniones informadas de instituciones y expertos nacionales e internacionales, habiéndose tomado en cuenta propuestas educativas formuladas en otros espacios institucionales y gremiales, como el proyecto educativo del SUTEP o los planes de gobierno de los diferentes partidos políticos.

Una preocupación especial al momento de su construcción ha sido la de procurar articularla con otros esfuerzos, como el Foro Nacional de Educación para Todos, con el cual comparte la preocupación central por la equidad y la calidad educativas. En el mismo sentido se ha tomado en cuenta los diversos planes con vinculaciones con la educación.

Para el CNE el Proyecto Educativo Nacional es un instrumento tanto para la formulación y ejecución de políticas públicas, como para la movilización ciudadana. Así lo ha demostrado el proceso de su formulación.

Ahora corresponde dar paso a una nueva etapa, en la que las propuestas de políticas se conviertan planes operativos y presupuestos, los consensos sobre el sentido de la educación en concertaciones para la acción, las experiencias innovadoras en propuestas de cambio, el reclamo y la reivindicación en un movimiento ciudadano por la educación.

Confiamos en que este documento una vez aprobado como dice la ley, servirá en adelante como marco estratégico para tomar decisiones y como referente para evaluar la acción educativa del Estado y de la sociedad.

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Índice de la primera parte

I. LA URGENCIA DE UN NUEVO HORIZONTE

1.-
Una visión del país vinculada a la educación...
Los peruanos constituimos un pueblo con un prometedor horizonte, un futuro de bienestar, prosperidad, paz y democracia que debemos decidirnos a realizar...

2.- ¿De qué realidad educativa partimos?

Esta propuesta de Proyecto Educativo Nacional se sustenta en la firme convicción en que el cambio es posible...
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II.
UNA RESPUESTA INTEGRAL: EL PROYECTO EDUCATIVO NACIONAL

1.- Los seis objetivos del proyecto
Como se ha advertido, el problema educativo descrito y las grandes metas nacionales que enfrentamos, demandan una solución integral, no parcial ni transitoria...

2.- La matriz de políticas propuestas

Este es esquema general de las 33 políticas que contienen el Proyecto Educativo Nacional...

Fotos cortesía de APRENDES

1. Una visión del país vinculada a la educación que queremos

Los peruanos constituimos un pueblo con un prometedor horizonte, un futuro de bienestar, prosperidad, paz y democracia que debemos decidirnos a realizar. Contamos para este objetivo con enormes recursos no siempre apreciados en su justo valor: reconocida la riqueza natural, así como una generosa biodiversidad que todavía espera ser conocida y explorada en medida suficiente. Se suma la viva creatividad de la población peruana —joven en una considerable proporción— así como su capacidad de iniciativa y su acuciosidad en el mundo productivo.

Talento que se muestra en el vigoroso florecimiento de empresas pequeñas y medianas —las denominadas pymes— en las últimas décadas, fruto de conductas emprendedoras e innovadoras que día tras día transforman el desempleo en nuevas formas de productividad y construyen seguridad económica ahí donde sólo había precariedad y exclusión. Hay que contar también, en una mirada panorámica de nuestras fortalezas, la impresionante diversidad cultural del país y los conocimientos locales y tradicionales que se sostienen en dicha variedad. La creciente fama internacional de la gastronomía peruana es sólo una pequeña muestra del cúmulo de posibilidades que nos reservan nuestras particularidades culturales. La promesa de una industria turística organizada y profesional que permita atender una afluencia masiva de visitantes atraídos ya sea por nuestro rico patrimonio monumental, por las manifestaciones contemporáneas de nuestras culturas o por una naturaleza diversa y generosa es otro punto a nuestro favor.

El Perú es escenario de considerables cambios demográficos que han dado lugar a nuevas formas de asentarnos en nuestro territorio. El paso de un país principalmente rural a uno mayormente urbano fue lo dominante en la segunda mitad del siglo XX. En las últimas décadas, se ha dado paso a otro fenómeno: el desarrollo de un distinto urbanismo que convive, en amalgamas sorprendentes, con nuevas formas de ruralidad. Culturas convergentes, nuevas aspiraciones, formas variadas de imaginarnos el futuro y de ir hacia él: todo ello configura un Perú inédito que hace falta reconocer para detectar en él promesas de dinamismo, de creatividad, todavía no muy bien advertidas.

Nuevos desarrollos científicos y tecnológicos y novedosas circunstancias en el comercio mundial abren para el Perú un amplio horizonte de oportunidades y desafíos. La revolución informática se ha acondicionado no sólo en el mundo productivo y financiero sino en parte de nuestro paisaje cotidiano por medio de la masificación del acceso a Internet y sus aplicaciones derivadas, a pesar que la tasa de equipos informáticos por población es todavía baja. La globalización, por lo demás, tiene sus rigores y sus promesas, y es en esa doble dimensión que hay que considerar la paulatina incorporación de nuestro país a las formas más abarcadoras de la economía global. La integración comercial es un reto por asumir y al mismo tiempo una ventana de oportunidades por aprovechar, construir o moldear para beneficio de nuestra población.

Un horizonte general: el desarrollo humano

Ser conscientes de esos recursos y potencialidades nos invita a cultivar visiones optimistas de nuestro futuro. Proponernos tener en un plazo definido un país donde la realización plena de las personas sea una posibilidad cierta. No significa, por tanto, plantear un fin inalcanzable sino señalar un conjunto de metas que debemos y podemos realizar. ¿Cómo es esa visión realizable? ¿Cuáles son sus posibles componentes?

La transformación nacional que vislumbramos contiene elementos muy numerosos y sobre todo plantea la consolidación del desarrollo humano. A partir de ahí hay que afirmar avances concretos, que sirvan a ese fin mayor, en las cuatro siguientes dimensiones: desarrollo económico y competitividad; bienestar y equidad; afirmación de la institucionalidad democrática; reforma del Estado e integración territorial, social y cultural del país.

El desarrollo humano constituye, en rigor, el gran horizonte del país que deseamos construir; abarca y da sentido a las demás transformaciones necesarias. Su contenido es ético y está dirigido a hacer del Perú una sociedad en la cual nos podamos realizar como personas en un sentido integral. En esta noción están contemplados los ideales de justicia y equidad que resultan, a fin de cuentas, los principios que dan legitimidad a una comunidad.

Entendemos el desarrollo humano como un «proceso de expansión de las capacidades y derechos de las personas, dentro de un marco de igualdad de oportunidades, en el cual todos pueden progresar en libertad» y en el cual cada uno debe avanzar al mismo tiempo que progresan todos[1].

En primer lugar, esta concepción de desarrollo implica una comprensión de las personas como portadoras de necesidades y de potencialidades, metas y derechos que deben ser atendidos; no sólo en lo referido a la subsistencia y a la protección, sino conteniendo también las necesidades y capacidades de libertad, creatividad, afecto, identidad, trascendencia y sentido. Al mismo tiempo, cada peruano y cada peruana poseen facultades creativas e inventivas, aptitudes para el diálogo y la interacción con los demás.

En segundo lugar, el desarrollo implica construir un espacio para la igualdad en la diversidad: una sociedad que crece en un espacio integrador que acoge con iguales derechos y oportunidades y, al mismo tiempo, respeta las diferencias que nacen de nuestra cualidad de seres libres y autónomos, así como las diferencias colectivas, que surgen de nuestra condición de seres con historia, raíces culturales y tradiciones. En ese Perú del futuro, la unidad y la cohesión deben coexistir con la libertad individual y también con las particularidades culturales de las distintas colectividades humanas. Así, el desarrollo que merecemos consiste en erradicar la exclusión, la discriminación y la desigualdad de oportunidades fundadas en la condición socioeconómica, étnica, física, mental, de edad o de género, e implica luchar contra la subordinación excluyente que sufren las otras culturas y lenguas.

En tercer lugar, el desarrollo debe ser un proceso sostenible. La satisfacción de las necesidades de hoy no debe poner en riesgo poder cubrir las demandas de las próximas generaciones. Esa sostenibilidad exige el uso racional y respetuoso de los recursos naturales. El desarrollo reclama superar en el Perú la mentalidad social depredadora, que no conoce límites cuando se trata de satisfacer el deseo de rentabilidad o las simples necesidades de supervivencia. El desarrollo será sostenible también por la capacidad para mantener los logros de bienestar que los peruanos vayamos conquistando. Por ello, es preciso dotar a las personas de recursos y capacidades, de oportunidades de participación y de facultades para decidir. En suma, habilitarlas para gobernar sus existencias individuales y colectivas sin que ello atenúe el compromiso del Estado con el bienestar de todos, sin exclusiones.

a. Desarrollo económico y competitividad

El Perú puede ser en un futuro cercano un país con desarrollo económico sostenido sobre la base de los recursos físicos, humanos y sociales existentes, por medio de una creativa y competitiva inserción en la economía regional y mundial. Para lograr este fin se debe superar ciertas barreras históricas. Algunas de ellas están asociadas a la forma en que nuestro país se vincula a la economía mundial en un contexto de gran apertura a la competencia internacional, que no toma en cuenta las viejas desigualdades entre regiones y países. Otras barreras son las derivadas de una estructura centralizada del sector productivo y del mercado interno. En su lugar han de existir economías regionales consolidadas con ciclos propios de producción, de circulación y de consumo y, al mismo tiempo, en correspondencia creativa con el resto del país.

El florecimiento de cadenas productivas autosostenidas servirá para mantener ese crecimiento diversificado y para generar nuevos campos de generación y aplicación de conocimientos y de innovación. Ello debe ayudar, a su vez, a expandir y diversificar la oferta exportable, cuya limitación es hoy en día uno de los grandes frenos de nuestra economía, dependiente del comercio de productos con escaso valor agregado y avaros en la generación de empleos. Esto requiere de políticas amplias de articulación, integración y fortalecimiento del mercado nacional y de los mercados regionales, y así propiciar espacios adecuados para la realización de las capacidades de la población, que es joven en una apreciable proporción.

Esta integración, que no suprime la diversidad sino que crece sobre ella, supone también fortalecer la infraestructura que posibilite el comercio y mejore la rentabilidad de las más diversas actividades productivas y de servicios y la puesta en valor de los variados recursos físicos y conocimientos locales por medio de una capacitación técnica y administrativa que propicie su proyección a escala nacional e internacional.

La competitividad y el crecimiento económico sostenido demandan una inversión mayor y mejor focalizada en políticas sectoriales y redistributivas vigorosas. También se precisa, desde luego, mayor reinversión y, consiguientemente, mayor acumulación de capital, así como se hace necesario dar un salto en nuestro paradigma productivo —tecnológico, administrativo, de gestión— que sólo es posible con más y mejor capital humano que, a su vez, incremente la competitividad internacional del Perú.

Asimismo, el país precisa un marco normativo e institucional que haga posible que las distintas y creativas iniciativas de la población encuentren cauces de legalidad y, por consiguiente, de seguridad, y acceso a medios de financiamiento que permitan su sostenibilidad y expansión en el mediano plazo. Esto ha de estar combinado con políticas laborales que aseguren que el crecimiento económico se traduzca en incremento de la oferta de empleo y, al mismo tiempo, que éste sea de calidad en lo relativo a la productividad, al cumplimiento de derechos y a los niveles remunerativos.

Ser competitivo en nuestro país es considerar las potencialidades de nuestra diversidad cultural, así como de nuestros recursos naturales para su preservación a partir de una gestión eficiente. Pero ser competitivo no es sólo un término con acepciones de índole económica, incluye tomar en cuenta el valor de las culturas que conforman el país. En primer lugar, se trata de cambiar la mirada etnocentrista de la competitividad encasillada sólo en tecnologías occidentales. Hace falta incorporar la mirada intercultural, donde la competitividad parte del reconocimiento y valoración de las tecnologías, saberes, expresiones, fortalezas e historias propias y enriquecerlas con tecnologías modernas. Este diálogo debiera provenir de ambos sectores, pues el enriquecimiento es mutuo, pero requiere además del reconocimiento al valor de los «productos», de los «productores», de los creadores de una y otra vertiente. En segundo lugar, implica también que los peruanos, herederos de tecnologías ancestrales, fortalezcan su identidad y su autopercepción como sujetos, dejando atrás el estigma del atraso y la inferioridad para dar paso a culturas afirmadas y de verdad competitivas.

b. Equidad y bienestar

La única razón del crecimiento arriba propugnado debe ser el logro de un bienestar general y creciente, donde las personas y las familias experimenten un paulatino mejoramiento de sus condiciones de vida mientras que la sociedad en conjunto ve incrementar y expandir sus posibilidades, oportunidades y capacidades. Pero existen elementos en contra que impiden mejorar esta calidad de vida. Por un lado, la rígida y asimétrica realidad económica mundial y la manera como el Perú se inserta en ella, y por otro lado, determinados rasgos históricos de nuestra sociedad como la marginación, la discriminación cultural y racial, además de la pobreza. Estas últimas son permanentes generadoras de inequidad y a la vez deficiencias que se reproducen sin tregua.

Construir una sociedad equitativa es, ciertamente, una meta ambiciosa; pero también es ineludible. Demanda actuar sobre diversas dimensiones del tejido institucional y social del país. De un lado, el rostro más visible de la necesaria equidad puede ser el acceso a servicios básicos como son la atención de salud, educación de calidad, seguridad social, vivienda, seguridad ciudadana y acceso a la justicia. Al mismo tiempo, sólo es factible hablar de equidad ahí donde la población tiene también acceso a un empleo digno y productivo, a un ambiente saludable y a disfrutar de esparcimiento y de bienes culturales.

c. Democracia

Los peruanos debemos y podemos consolidar una democracia genuina e integral en sus aspectos legales e institucionales y en su condición de forma de convivencia humana. A través de un Estado de Derecho concebido para el máximo respeto de las personas y el atajo de todo posible abuso de poder: una Constitución que garantice los derechos de los ciudadanos y un conjunto de poderes públicos en equilibrio y respetuosos de la ley, requisitos básicos para hablar de una democracia. Junto con ello, y con similar importancia, nuestro ordenamiento político debe asegurar que toda persona —independientemente de su condición socioeconómica, étnica, de género o cualquiera otra— ejerza sus derechos políticos, civiles y sociales, vea respetados irrestrictamente sus derechos humanos, y disfrute de la riqueza existente en una sociedad que garantice un nivel aceptable de bienestar. El cumplimiento de los derechos se ha de complementar, además, con una clara percepción de nuestros deberes y responsabilidades como miembros de una colectividad.

La democracia que buscamos es inseparable de la existencia de una sociedad civil organizada y activa en defensa de sus derechos y demandas, apta para participar en las decisiones públicas y fiscalizar el ejercicio del poder, y también consciente de sus propios deberes ciudadanos. El papel de los medios de comunicación independientes y honestos es esencial para este propósito. Y resulta igualmente indispensable la existencia del conjunto básico de instituciones civiles por las que las demandas ganan expresión política ordenada y transparente; esto es, un sistema de partidos políticos estables y representativos, con propuestas expuestas con claridad y sometidas al escrutinio público, integrados por personas con vocación de servicio y obligados a rendir cuentas ante sus electores. Asimismo, esa democracia contará con canales de participación efectiva de la población en las decisiones que afectarán su presente y su futuro. Esto supone, también, la existencia de una administración pública moderna, eficaz e imparcial que ponga a disposición de la ciudadanía los mecanismos de fiscalización adecuados y que sea sensible a las aspiraciones de la población.

Todo lo dicho está vinculado, en última instancia, con un elemento insustituible: una ciudadanía que construye paulatinamente una democracia y está dispuesta a defenderla porque la vive como un valor propio. Esta experiencia es dable ahí donde prevalece el principio según el cual la persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado.

d. Reforma del Estado e integración

Finalmente, ese Perú que queremos ver realizado ha de ser una nación integrada en el plano territorial y cultural. No significa la instauración de una sociedad uniforme que desconozca o, peor, que reprima las diferencias culturales y regionales, sino aquella donde sepamos cultivar, respetar y celebrar la unidad en la diversidad y en la que las oportunidades de realizarse individual y colectivamente estén al alcance de todos.

Esta visión demanda una reforma sustancial del Estado: de sus hábitos, de sus instituciones, de la forma en que él organiza a nuestra sociedad y se relaciona con cada peruano. Se trata no solamente de un cambio hacia la eficiencia administrativa sino también de una transformación política del manejo de la vida pública del Perú.

El Estado peruano es todavía centralista, patrimonial y excluyente. Es centralista porque ha expropiado las oportunidades de desarrollo de las diversas regiones del país distintas de la capital, en donde se concentran fuera de toda proporción los servicios sociales y administrativos. Es patrimonial porque ha permitido las más diversas formas del aprovechamiento de lo público para fines privados: desde el nepotismo hasta la simple y desnuda sustracción de los dineros públicos. Es excluyente porque es un Estado de legitimidad precaria, con baja credibilidad entre sus ciudadanos y débil para conducir el país hacia metas de desarrollo.

Es también depredador de la diversidad cultural y de sus recursos naturales, bienes que son vistos desde un enfoque meramente económico, a partir del cual se obtienen bienes inmediatos y no consideran la mirada ontológica de los pueblos originarios frente a estos mismos bienes, es decir, desde la crianza y la conservación de toda la riqueza natural y cultural. Esa visión es hacer de nuestra diversidad un elemento fundamental para un desarrollo sostenible. Por esta razón, es necesario un Estado democrático, descentralizado y pluricultural.

Corrigiendo esa realidad histórica, el Estado debe cambiar su acercamiento a los ciudadanos y desterrar prácticas centralistas, el desigual tratamiento jurídico a la población, las decisiones opacas e inequitativas de gasto público y otros usos de vieja data que han terminado por dibujar una sociedad de grandes privilegios y grandes exclusiones.

Reformar el Estado es modificar la forma en que se ejerce el poder público en el Perú. Una manera indispensable de hacerlo es mediante el avance y el perfeccionamiento de la descentralización ya iniciada. En ese proceso, los ciudadanos, mediante sus decisiones y su capacidad de fiscalización, percibirán al Estado como una realidad propia y significativa. Una descentralización bien realizada será todo lo contrario de un factor de disgregación: permitirá una verdadera integración territorial, económica y cultural basada en el respeto y el reconocimiento mutuos.

Esta integración interna del país ha de tener, por otra parte, como correlato necesario, un fortalecimiento de nuestros vínculos con la comunidad internacional. Ésta no tendrá que ser solamente económica y comercial. Los lazos entre pueblos afines por proximidad física y por una historia compartida son múltiples y abarcan también un intenso diálogo cultural y un firme entendimiento para hacer avanzar la democracia en cada región.

Una educación renovada que genera cambios

Hacer realidad dicha visión demanda transformar nuestra educación. Es cierto que una buena educación no será suficiente por si sola para llevarnos a la democracia y el desarrollo. Pero también es verdad que, sin ella, las reformas que hagamos en otros campos resultarán a la postre estériles o de corta vida. ¿Qué funciones ha de cumplir la educación en la transformación general del país?

En cuanto fuente de la realización de las personas, la educación es en sí misma un fin en todo proceso de desarrollo humano y no puede ser sacrificada o postergada por otros fines. Pero en cuanto generadora de ciudadanos capaces y eficientes, imbuidos de una conciencia cívica, prestos al aprendizaje permanente y dotados de iniciativa y espíritu emprendedor, la educación es, también, un medio para el desarrollo.

Una educación transformada es indispensable para la democracia pues formará ciudadanos alejados de las prácticas y valores que hacen posible el autoritarismo, la exclusión y la violencia. La educación básica ha de impulsar la vida democrática al moldear personalidades autónomas, con iniciativa y conscientes de los derechos propios y ajenos. Con prácticas pedagógicas y formas de convivencia renovadas, la educación debe ser la primera experiencia de los peruanos sobre el valor de las leyes, el diálogo, la participación, las instituciones y la coexistencia pacífica.

Esta educación debe ayudar también a construir un país más equitativo. Una educación deficiente es una reproductora perniciosa de la inequidad y del atraso. Por el contrario, hay evidencias de cómo los progresos en educación habilitan a las personas para satisfacer mejor sus necesidades y ejercer mejor sus derechos. La educación es generadora de facultades. Inviste a las personas de los poderes requeridos para gobernar sus vidas; es decir, para elegir su destino.

De otro lado, una educación universal de calidad favorecerá el mejor rendimiento económico de nuestra sociedad al promover la adquisición de saberes nuevos y la recuperación y revaloración del saber propio, la innovación, el manejo eficiente de los recursos y la capacidad de adaptación a entornos cambiantes. Ningún país puede aspirar al éxito en la sociedad mundial de hoy con la escasa inversión en educación y en promoción de la investigación y la innovación que mantiene el Perú. Sin embargo, al señalar esto es imposible omitir que, junto con la investigación, la educación peruana tiene otras tareas básicas pendientes de cumplimiento como asegurar un dominio adecuado de las destrezas fundamentales y fomentar actitudes creativas hacia la vida productiva tales como autonomía, capacidad de iniciativa y de liderazgo, aptitudes para el trabajo en equipo, disciplina, entre otras.

Finalmente, una educación renovada ayudará a construir una sociedad integrada —fundada en el diálogo, el sentido de pertenencia y la solidaridad— y un Estado moderno, democrático y eficiente. Dotará al país de ciudadanos participativos, fiscalizadores, propositivos, con capacidad de liderazgo e innovación dando así vida sostenida a la descentralización. Cambiar nuestra vida pública, reformar el Estado para una mejor convivencia entre peruanos, es una meta que también necesita de mejores escuelas, mejores docentes y, en suma, de una mejor concepción de la educación que precisamos —esto es, de la imagen de nosotros mismos que queremos construir y con la que deseamos vivir.

Ahora bien, ¿cómo debe ser esa educación llamada a producir tales efectos y a entrelazarse creativamente con los demás cambios institucionales necesarios en el Perú? Esta propuesta de Proyecto Educativo Nacional explica, más adelante con detalle, la naturaleza y características de tal educación bajo la forma de seis objetivos estratégicos.

[1] PNUD Informe sobre Desarrollo Humano Perú 2005. Hagamos de la competitividad una oportunidad para todos. Lima, 2005

2. ¿De qué realidad educativa partimos? Viejos problemas y nuevas promesas

Esta propuesta de Proyecto Educativo Nacional se sustenta en la firme convicción en que el cambio es posible. Por tanto, es optimista sobre el futuro de nuestra educación y de nuestro país; sin embargo, se ha de apoyar en una visión realista de la situación actual así como de los recursos e iniciativas con que se cuenta desde ahora.

Educación hoy: un futuro por recuperar

Es imposible desconocer que el sistema educativo vigente desde hace décadas guarda una estrecha correspondencia con nuestra realidad social. La defraudación de la promesa de “educación de calidad para todos” ha permitido que se haga más evidente la desigualdad entre los peruanos, haciendo que se vea -en un sentido general- más sombrío el futuro de nuestro país. Las numerosas y viejas fallas y distorsiones de la educación peruana, nos llevan a poner más énfasis en la necesidad de un cambio integral y estructural, así como en la urgencia de empezarlo cuanto antes. A manera de ilustración de ese futuro cancelado que necesitamos reabrir, cabe señalar, por el momento, las áreas básicas de esos fracasos:

La expansión de la educación en el Perú no ha cumplido su promesa de universalidad y calidad. Todavía son muchos los excluidos, principalmente los niños y jóvenes de las zonas rurales más pobres del país. Muchos de los que sí acceden al sistema educativo reciben, sin embargo, servicios ineficaces y de mala calidad.

El aprendizaje se encuentra confinado a prácticas rutinarias y mecánicas que privan a niños, niñas y jóvenes de lograr realmente las competencias que requieren de manera efectiva, creativa y crítica. Tal vez no exista expresión más emblemática de esta situación que el fracaso en el aprendizaje de la lectura y la escritura, especialmente grave entre la población rural y bilingüe, víctimas de una suerte de apartheid educativo.

La gestión del aparato educativo se encuentra sumida en un marasmo de escasez de recursos, manejo ineficiente e inequitativo del presupuesto disponible, rigidez administrativa, burocratismo y, sobre todo, corrupción proliferante en todos los niveles. Esto hace del sistema actual una segura garantía para continuar la línea de fracasos antes mencionados.

Los docentes peruanos se encuentran desmotivados e incrédulos ante cualquier anuncio de cambio. Los esfuerzos que muchos de ellos realizan por innovar y dar de sí, en medio de condiciones de trabajo muy desfavorables, no son valorados por el Estado y la sociedad. Recibe igual trato aquel maestro que hace méritos extraordinarios y aquel que ni siquiera cumple con sus obligaciones mínimas.

Nos habituamos por décadas a situar el aporte de las familias en los aspectos materiales y económicos del funcionamiento de los colegios, sustituyendo la no presencia del Estado, situación que ha enajenado o debilitado su participación en el aprendizaje de sus hijos y en la gestión escolar. Convencidas de que la enseñanza es una responsabilidad sólo del docente, y que el éxito o no en los aprendizajes es un asunto sólo de sus hijos, las familias han declinado en la posibilidad de contribuir informadamente a mejorar su educación.

El abandono de la formación de ciudadanos, de personas conscientes de sus derechos y apercibidas de sus deberes, sensibles a sus compromisos con los demás, deseosas de ser protagonistas en su entorno local, regional o nacional, es parte de una desidia colectiva. En ciertas etapas y lugares, la formación orientada a la práctica de la democracia ha sido incluso desalentada por culturas educativas proclives al autoritarismo y al dogmatismo. Todo esto ha debilitado el surgimiento de líderes sociales democráticos.

La educación superior no está vinculada con las necesidades de desarrollo del país. Seguidora de un modelo de reproducción de saberes recibidos, ella ha dejado decaer la pasión por la investigación y la innovación, para la cual no tiene planes estratégicos ni recursos. El desarrollo del Perú ha perdido así, el que debería ser uno de sus principales motores.

En contraste con todas estas situaciones, tenemos en el país instituciones educativas de primer nivel que ofrecen una educación básica o superior de gran calidad, en estupendas condiciones materiales y tecnológicas, con maestros preparados y continuamente asistidos técnicamente, que garantizan óptimos resultados de aprendizaje, pero que atienden sólo a un sector de peruanos, aquellos cuyas familias tienen el nivel de ingresos que les permiten pagar sus costosos servicios.

Estos hechos revelan que estamos ante un sistema educativo que reproduce las desigualdades e injusticias históricas de la sociedad, desgajado de las necesidades de desarrollo del Perú y de los peruanos. en toda la historia republicana no hemos contado con políticas educativas de largo plazo, presididas por visiones de futuro esperanzadoras, levantadas por estadistas, organizaciones políticas o sectores de poder, dirigidas a transformalo. La sólida continuidad de este orden de cosas nos lleva a inferir, mas bien, la existencia de un proyecto educativo “oculto” o “implícito” que se ha vuelto sentido común, que se ha mantenido por años, y que no ha sido modificado por las iniciativas de modernización o por los avances en áreas específicas.

Se necesita, entonces, un Proyecto Educativo Nacional que evidencie objetivos por cumplir, marque un derrotero por seguir y ponga en acto una vigorosa voluntad colectiva de movilización para el cambio de nuestra educación. Dicho proyecto se hace indispensable para salir de una postración y para que muchas situaciones inaceptables e incluso indignantes que hoy criticamos y a las que nos hemos mal acostumbrado, no existan nunca más.

Recursos y avances educativos: un camino por ensanchar

Por otro lado, si la realidad presente es sumamente crítica, también es cierto que no caminamos sobre un terreno baldío. Una consideración rápida de los recursos con que se cuenta debe dejar constancia de lo siguiente:

a. Recursos sociales

La transformación integral que se necesita cuenta con importantes recursos existentes en la propia sociedad, y un ejemplo es la creciente conciencia que tiene la población sobre la educación que tiene derecho a exigir. Poco a poco, pero con firmeza, se viene entendiendo que el derecho a la educación no se reduce a la existencia de cuatro paredes y un pizarrón, sino que abarca una serie de condiciones y propiedades que se sintetizan en las nociones de acceso, disponibilidad, permanencia y calidad. Asimismo, se abre paso la conciencia de que esa educación no es una gracia que el Estado nos concede sino un derecho que se puede exigir y que se encuentra amparado por la Constitución y por las leyes de la República. Esto representa un importante recurso para el cambio, pues saber a qué tenemos derecho en cuanto ciudadanos hace posible la existencia de una demanda pública ordenada, firme y democrática como parte de los deberes del Estado peruano.

En los últimos años, diversas organizaciones sociales interesadas en la promoción educativa se han revelado, con sus iniciativas, como una auténtica fortaleza nacional para emprender el difícil camino de la transformación. Existe ahí un rico capital humano y social que ha de ser fundamental para el cambio integral que requerimos.

La convicción de la necesidad del cambio, la conciencia de que tenemos derecho a una educación de calidad y la acumulación de conocimientos y capacidades sociales en este campo resultan, en síntesis, factores favorables para una vigorosa movilización educativa desde la sociedad misma que motive, sostenga y complemente las acciones ineludibles del Estado.

El capital humano y social, que se viene movilizando en los últimos años en el marco de la ventana de oportunidades que ofrece el proceso de descentralización educativa, ha posibilitado que en diversas regiones germinen importantes experiencias de participación de instituciones civiles y públicas, de docentes y padres en la construcción de Proyectos Educativos Regionales.

Esta práctica participativa genera diversos beneficios. En primer lugar, tenemos al aprendizaje directo de la comunidad en la planificación del mismo proceso educativo, lo que es fundamental para un sistema más democrático, sujeto a rendición de cuentas y sostenible. En segundo lugar, se viene gestando una nueva cultura de consulta y responsabilidad entre las autoridades, así como una actitud de diálogo y demanda razonable de parte de los padres de familia y otros miembros de la comunidad educativa. En tercer lugar, los Proyectos Educativos Regionales que van surgiendo son en sí mismos frutos con los que habrá que contar para el cambio de gran envergadura que aquí se postula.

b. Recursos propiamente educativos

Es importante reconocer que el sistema educativo actual, a pesar de todos sus defectos y limitaciones, contiene también una gran riqueza humana que debe ser puesta en valor, la cual se expresa en la amplia cobertura educativa existente, en el gran contingente de maestros disponibles y con experiencia, en las capacidades y potencialidades de millones de estudiantes peruanos.

El Estado, en el período 2001-2006, ha avanzado significativamente en la mejora del salario magisterial, en el ordenamiento del diseño curricular en la educación básica, en la provisión de textos y materiales educativos para todos los estudiantes de primaria y secundaria, en la ampliación de la jornada escolar en marzo, así como en el reordenamiento de los institutos superiores pedagógicos.

Se añaden a estos pasos novedosas experiencias de gestión; mediciones de calidad y difusión de los resultados obtenidos; el trabajo en los Proyectos Educativos Regionales, los Consejos Educativos Institucionales; regiones y municipios que empiezan a dar parte de su presupuesto a educación; experiencias concretas y efectivas de mejora en áreas rurales, en formación docente, en educación ambiental; en promoción de la lectura por iniciativa de organizaciones sociales y no gubernamentales, de la cooperación internacional, de algunas empresas y del propio Estado. Ellas representan una muestra viva de lo que el Proyecto Educativo Nacional se propone.

Asimismo, la existencia de importantes organizaciones estatales y civiles que han venido realizando acertados diagnósticos, investigaciones profundas y propuestas innovadoras para la transformación educativa tanto a nivel nacional como regional significa un acervo de conocimiento que es, sin duda, un buen punto de apoyo para un nuevo proyecto educativo nacional.

También es un recurso valioso la apertura a la cooperación entre instituciones educativas y el enlace, todavía por profundizar, entre estas y otras redes sociales que pueden potenciar el aprovechamiento de los recursos disponibles para la educación. La experiencia importante de las escuelas hermanadas ha sido valiosa tanto para sus estudiantes como para los docentes, padres de familia y autoridades educativas y locales. De esta manera, los recursos de una escuela contribuyen al aprendizaje de más de un grupo de escolares. Del mismo modo, representa una oportunidad para conocer, valorar, respetar e incorporar en nuestra visión del mundo los saberes y vivencias de otras y otros, tan diferentes y tan iguales a nosotros.

c. Recursos políticos y normativos

El Estado ha venido haciendo eco de diversos movimientos y discursos por el cambio de la educación, como lo demuestran decisiones, normas o leyes innovadoras cuya importancia no debe pasarse por alto. Un precedente relevante es la Consulta Nacional “Puertas Abiertas" del año 2000, donde buena parte de la sociedad peruana expresó su opinión y sus expectativas sobre lo que debe ser la educación.

También hay que contar los nuevos consensos entre sectores políticos y sociales que se han expresado en el último lustro en el Acuerdo Nacional y en el Pacto de Compromisos Recíprocos por la Educación suscrito en el marco de dicho acuerdo. Estos documentos son invalorables en la medida que traducen un reconocimiento del problema y de la importancia de tomar acciones decisivas y prontas. De aquí debieran surgir decisiones y responsabilidades al más alto nivel que apuesten por el cambio en la educación. Del mismo modo, la urgencia y el sentido de una transformación estructural del sistema educativo han sido enfatizados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación como parte de las recomendaciones de reforma institucional que efectuó al final de su investigación sobre la violencia en el Perú.

El Plan de Educación para Todos, elaborado en articulación a la propuesta del Consejo Nacional de Educación por un Foro Nacional con significativa participación del Estado y la sociedad civil, representa una muestra de cómo pueden confluir procesos de formulación de políticas para impulsar algunas de las propuestas del Proyecto Educativo Nacional, en este caso aquellas que proponen equidad. Finalmente, y como elemento más importante y prometedor obtenido hasta el momento, hay que mencionar a la nueva Ley General de Educación, una norma que —no es exagerado decirlo— ofrece un sólido sustento jurídico para el cambio sustancial y abarcador que se postula en la presente propuesta de Proyecto Educativo Nacional.

d. Recursos financieros

Hoy en día el Estado peruano cuenta con recursos financieros que no tenía antes; vivimos un periodo económico favorable, dado entre otros factores por los altos precios de los productos primarios, principalmente mineros, que el Perú exporta. Tenemos la responsabilidad de aprovechar este momento para iniciar un ciclo de desarrollo autosostenido más amplio e integrador; al mismo tiempo, existe la obligación de aprovechar los nuevos recursos disponibles para aplicar las medidas cruciales que requiere la educación peruana. De lo contrario, el momento actual podría sumarse al elenco de las "oportunidades perdidas" que hemos venido deplorando desde hace décadas. Que no se haya elevado la inversión pública en educación a un equivalente del 6% del PBI en el pasado quinquenio es un llamado de alerta que debe servir para tomar, ahora sí, las decisiones correctas y justas.

Por otro lado, los recursos que el Estado posee en la actualidad no son solamente económicos. Además, existe una mejora en la calidad de los servidores públicos, una cultura administrativa parcialmente renovada, una cierta descentralización del proceso educativo, ya mencionada, que debe confluir creativamente con las necesidades de un nuevo sistema educativo eficiente y concebido para desarrollar de manera plena el inmenso potencial humano en todos los peruanos.

12.10.06

1. Los seis objetivos del proyecto

Como se ha advertido, el problema educativo descrito y las grandes metas nacionales que enfrentamos demandan una solución integral —no parcial ni transitoria— que debe cobrar la forma de un Proyecto Educativo Nacional entendido como un amplio acuerdo en que se expresen las principales aspiraciones de la sociedad peruana respecto al sentido y la función que deberá tener la educación a largo plazo en el desarrollo del país.

La visión, las prioridades, las opciones y las decisiones que este Proyecto quiere reflejar constituyen una política de Estado y se concretan en una matriz de políticas educativas con plazos, logros y resultados verificables que deben comprometer a todas las instancias del poder político y movilizar a la sociedad entera.

Es una política de Estado en la medida que enmarca, delimita y orienta sucesivas políticas de gobierno y de sector en materia educativa, asegurando la continuidad y coherencia de los procesos iniciados en una perspectiva de largo plazo y evitando, por lo tanto, el arraigado hábito de enterrar lo avanzado y volver siempre al punto de partida con cada gestión gubernamental o incluso con cada cambio ministerial.

El carácter nacional de este proyecto se construye mediante una interlocución continua y en distintos niveles con actores muy diversos, con aquellos forma n parte del aparato de la educación formal pero también con el resto de la comunidad: familias, empresarios, medios de comunicación y, desde luego, todos los sectores del Estado además del educativo. Este proyecto convoca también a quienes se encuentren en los distintos ámbitos regionales o en cualquiera de los ámbitos sociales donde está representada la enorme diversidad sociocultural existente en el Perú.

El objeto de un Proyecto Educativo Nacional se sitúa en dos dimensiones indisociables y mutuamente influyentes: una educación para la realización personal de todos los peruanos y una educación para la edificación colectiva de la democracia y del desarrollo del país.

Para lograr esta educación, los peruanos necesitamos tomar y ejecutar decisiones concretas, reconocer nuestras fortalezas y capacidades, dejar atrás divisiones menudas o de fundamentos egoístas y consolidar una voluntad colectiva dirigida tenazmente hacia una misma dirección.

Objetivos estratégicos

¿Qué dirección debe ser esta? Es imperativo reconocer en primer lugar, como verdad fundamental, que la educación es un derecho individual y colectivo y que el ejercicio de ese derecho debe ser una experiencia de disfrute y de enriquecimiento de nuestra humanidad. Sobre la base de esa convicción, para el Consejo Nacional de Educación son seis los cambios que requiere la educación peruana:

- Sustituir una educación que reproduce desigualdades por otra que brinde resultados y oportunidades educativas de igual calidad para todos, ajena a cualquier forma de discriminación.

- Convertir cada centro educativo en un espacio de aprendizaje auténtico y pertinente, de creatividad e innovación y de integración en una convivencia respetuosa y responsable en el ejercicio de deberes y derechos.

- Organizar una gestión éticamente orientada, con participación, descentralizada y con más recursos, los cuales utiliza con eficiencia óptima.

- Pasar de un ejercicio docente poco profesional y masificante a una docencia con aspiraciones de excelencia profesional y conducida mediante un reconocimiento objetivo de méritos y resultados.

- Propiciar la creación, la innovación y la invención en el ámbito de la educación superior con plena conciencia de que debe ser un soporte para superar nuestra histórica situación de pobreza y para alcanzar el desarrollo social y la competitividad del país.

- Romper las fronteras de una educación encerrada en las estrechas paredes de la escuela para fortalecer una sociedad que forma a sus ciudadanos, los compromete con su comunidad y dibuja la educación del futuro.

Primer Objetivo Estratégico: Oportunidades y resultados educativos de igual calidad para todos

Una educación básica que asegure igualdad de oportunidades y resultados educativos de calidad para todos los peruanos, cerrando las brechas de inequidad educativa

Toda escuela peruana debe recibir una dotación básica o paquete de insumos y condiciones elementales, dotación que hoy es asumida en muchos casos por los padres de familia, sobre todo en las escuelas más pobres: materiales educativos, bibliotecas de aula, horas de acceso a una cabina de internet cercana al centro educativo y recursos tan esenciales como agua potable y energía eléctrica. Esa dotación debe provenir del Estado en el caso de las escuelas públicas.

Sobre esa base, la política debe enfocarse en lo siguiente: hacer que la educación inicial sea universal para los niños de 4 y 5 años; el logro de los aprendizajes fundamentales en los primeros años de la primaria (lectura y escritura, operaciones aritméticas, resolución de problemas, conocimientos científicos, despliegue de destrezas corporales, formación en valores y otros) debiera constituir la principal acción alfabetizadora del país; además de la alfabetización funcional y tecnológica de todos los estudiantes incluyendo los adultos. Los grupos de población que deben ser atendidos en forma prioritaria y con estrategias diferenciadas son los de las áreas rurales y en extrema pobreza, con un énfasis particular en las niñas, así como las personas que experimentan alguna discapacidad.

Estas políticas cobran su mayor sentido si van de la mano de políticas intersectoriales de desarrollo productivo y de lucha contra la pobreza que otorguen a las zonas más deprimidas del país posibilidades de desarrollo. Así también si se asocia a la expansión de redes de protección infantil que promuevan la educación temprana y atención integral de los niños de 0 a 3 años y de sus madres para disminuir la tasa de mortalidad infantil, mejorar la nutrición, orientar las pautas de crianza hacia el desarrollo del rico y diverso potencial humano con una acción masiva sobre los padres de familia y comunidades

Segundo Objetivo Estratégico: Instituciones educativas que garantizan aprendizajes pertinentes de calidad

Transformar las instituciones de Educación Básica en organizaciones efectivas e innovadoras capaces de ofrecer una educación pertinente y de calidad, realizar el potencial de las personas y aportar al desarrollo social.

Las políticas anteriores ofrecen un sólido marco de acción que permitirá que cada escuela se convierta en un foco de innovación sustentado en el aprendizaje colaborativo e intercultural y en la creación de un clima institucional amigable, integrador y estimulante.

La acción del Estado debe fortalecer y estimular esa innovación y promover redes de intercambio entre centros educativos de manera tal que unos aprendan de otros. Asimismo, debe apoyar de manera directa a aquellos que no estén en condiciones de crecer por sí mismas. Para ello el Estado reconoce al centro educativo autonomía en sus decisiones en tres temas clave: recursos (definidos a partir de sus necesidades y no a partir de demandas predeterminadas en un escritorio), selección de docentes (dentro de una carrera pública magisterial), formación de sus equipos docentes; los centros educativos tendrán participación en la evaluación docente de acuerdo a marcos evaluativos legislados.

Esta política se complementa con una definición de las metas de aprendizaje que los estudiantes y sus familias tienen el derecho de exigir, elaboradas participativamente a partir de lineamientos nacionales. Estos se han de expresarse en un currículo nacional básico que garantice la cohesión de la sociedad peruana y sobre esa base, en currículos regionales, los mismos que deben posibilitar una mayor pertinencia de los aprendizajes tanto con la cultura y la lengua de cada población como con las diversas realidades sociales, económicas y geográficas que tenemos en el país. Todo ello debe asegurar el pleno desarrollo personal, social, productivo de los ciudadanos. Estas metas son evaluadas periódicamente para identificar los factores que permiten que algunas escuelas avancen y otras no, retroalimentando a las escuelas y a las políticas educativas.

Tercer Objetivo Estratégico: Maestros bien preparados que ejercen profesionalmente la docencia

Asegurar el desarrollo profesional docente, revalorando su papel en el marco de una carrera pública centrada en el desempeño responsable y efectivo, así como de una formación continua integral.

Los docentes que laboran en los centros educativos del país son un factor clave de los cambios que propone el Proyecto Educativo Nacional. Hoy en día los maestros no gozan de incentivos, sino al contrario, para actuar con creatividad, profundizar su formación profesional o realizar esfuerzos adicionales a favor de sus estudiantes suelen enfrentar muchos obstáculos. El cambio que se propone demanda que los docentes puedan hacer carrera profesional con criterios objetivos de promoción, que se les posibilite una formación a la medida de sus necesidades para optimizar su contribución al centro educativo y que reciban incentivos acordes con su condición de profesionales y especialistas en una tarea fundamental para el país.

El Consejo Nacional de Educación discrepa con quienes consideran que el despido de docentes es la solución de los problemas de la educación. Sin embargo, y con igual determinación, considera también que una Carrera Pública Magisterial debe ser un espacio de trabajo y de oportunidades de desarrollo profesional sólo para los maestros que demuestren aspiraciones de progreso y mejoramiento en su desempeño, que participen activa y responsablemente en sus centros educativos y en cuya práctica profesional puedan verificarse de manera progresiva e inobjetable criterios esenciales de calidad, de inclusión y buen trato.

Tampoco se ignora el grave problema que significa el exceso de institutos y facultades de educación y el daño acumulado por entidades de educación superior sin recursos ni organización para asumir la tarea de formar nuevos educadores. La puesta en marcha del sistema de acreditación con resultados que sean conocidos por la población constituye el principal mecanismo que permitirá ir corrigiendo esta situación. No se debe dejar de atender las nuevas demandas educativas que el Proyecto Educativo Nacional plantea con docentes especializados en la educación inicial de niños de 0 a 3 y de 4 a 5 años de edad, en los primeros grados de la primaria y en los últimos años de secundaria.

Asimismo, es indispensable contar con maestros formados en una perspectiva intercultural, es decir, con capacidad de relacionarse con diversas configuraciones socioculturales, pero no sólo para comprenderlas y valorarlas, sino para organizar la enseñanza sobre la base del reconocimiento de esta diversidad en el aula, partiendo del capital cultural de los estudiantes y sus comunidades, propiciando el diálogo entre distintas cosmovisiones, valores y representaciones.

Cuarto Objetivo Estratégico: Una gestión descentralizada, democrática, que logra resultados y es financiada con equidad

Asegurar una gestión y financiamiento de la educación nacional con ética pública, equidad, calidad y eficiencia

La educación peruana ha abundado en buenas intenciones y ha sido escasa en resultados. Poco o nada ha cambiado en las últimas décadas porque la transformación de la gestión educativa no se ha enfrentado con seriedad. Urge, por ello, tomar la determinación clara de romper el círculo vicioso de la ineficiencia transformando el triángulo «centro educativo-instancia intermedia-sede central»: una escuela con poder para hacer los cambios que necesita y recibe el soporte técnico que solicita, en cada región una entidad que articula la educación con las políticas sociales, la educación superior con la básica, al sector productivo con el Estado y la sociedad civil para que la educación sea relevante, útil para el despegue de la región. Un nivel central que asume un rol de liderazgo, y no de simple administrador, es responsable por los aprendizajes de los estudiantes, funciona para el logro efectivo de objetivos de política educativa, garantiza su unidad y continuidad, la compensación de diferencias, el financiamiento suficiente.

Se hace así visible un nuevo “organigrama” del sistema educativo. En el nivel nacional (que no debe ser tomado como central) el MED no administra escuelas sino que gestiona políticas nacionales en corresponsabilidad con las regiones. Por su parte, el Sistema Nacional de Evaluación Acreditación y Certificación Educativa hace una evaluación externa de los aprendizajes e instituciones y el Consejo Nacional de Educación se ocupa de las políticas de Estado. En el nivel regional se definen las políticas regionales, se provee el servicio educativo y se realiza la articulación intersectorial. En el nivel local, las Unidades de Gestión Educativa Local (UGEL) se concentran en las cuestiones administrativas y se crea un sistema de asistencia técnica a los centros educativos articulado a municipios, ISP, o a terceros. En el nivel de las instituciones educativas, estas funcionan con poderes de decisión en cuanto a la conducción pedagógica, la selección de personal y el manejo del presupuesto. Las IE tienden a constituir redes para compartir aprendizajes y recursos que no podrían tener todas individualmente.

No es realista pensar en una reestructuración endógena: ella no se hará solamente desde dentro de la administración educativa, sino que reclama la participación de la ciudadanía, ya que todo centro educativo tendrá la oblogación de comunicar los resultados logrados por sus estudiantes así como de las razones que facilitan o impiden el aprendizaje. Lo mismo hará la autoridad regional y la nacional. Esta participación implica también mayores cuotas de decisión para los padres de familia y los centros educativos, así como una mayor presencia del Estado en las zonas excluidas del país para que la población renueve sus expectativas en la educación y constante que sus derechos no son letra muerta sino realidades tangibles.

El financiamiento de la educación tiene que ser entendido como el costo de todo un proyecto, es decir, de objetivos, resultados y políticas. Ello demanda un incremento sostenible y un mejor gasto de los recursos del Estado bajo criterios de equidad; implica también que se destine más recursos a las regiones o poblaciones más excluidas o con mayores desventajas, así como un adecuado mecanismo de control (evaluación y monitoreo) de la ejecución orientado a los resultados priorizados.

Quinto Objetivo Estratégico: Educación superior de calidad se convierte en factor favorable para el desarrollo y la competitividad nacional

Asegurar la calidad de la Educación Superior y su aporte al desarrollo socioeconómico y cultural en base a prioridades, así como a una inserción competitiva en la economía mundial

Aunque resulte inverosímil, en el país no existe una política de educación superior. Las universidades se gobiernan con autonomía; la educación superior profesional, técnico profesional y la modalidad ocupacional, que abarcan aproximadamente 1,4 millones de matriculados, están dirigidas por una subdirección del Ministerio de Educación. Creemos que el principio de autonomía universitaria no es incompatible con una política nacional de amplio alcance que debería adecuar nuestra educación superior a las necesidades de desarrollo el país.

La inversión en investigación y desarrollo debe ser la locomotora de una reforma de la educación superior para que ella cumpla su aporte a la construcción de nuestro propio camino de desarrollo.

Son cuatro las políticas que se deben emprender:

- En primer lugar, sentar las bases para que las universidades e institutos generen ciencia e innovación tecnológica con recursos especialmente dedicados a eso. Actualmente el Perú invierte menos que Bolivia y Ecuador en estas tareas. En una sociedad globalizada, lo que hará distintiva a una universidad o instituto peruano respecto de uno extranjero será la ciencia y el desarrollo tecnológico propio que logren imprimirle en aquellas actividades en las que el país es competitivo internacionalmente así como en conocimiento y en prospectiva para el desarrollo.

- En segundo lugar, transformar la formación profesional en una perspectiva de educación permanente que atienda tanto a quienes requieren una formación técnica específica como a aquellos que requieren formaciones especializadas más allá incluso de los grados de maestría y doctorado.

- En tercer lugar, la acreditación debe ser la palanca para que cada institución emprenda un camino de mejora de la calidad.

- Finalmente, en cuarto lugar, es necesario plantearse la necesidad de un sistema de educación superior que, respetando las particularidades, articule y potencie a la universidad y a los institutos de formación profesional y los vincule creativamente con las necesidades de desarrollo local, regional y nacional.

Sexto Objetivo Estratégico: Una sociedad que educa a sus ciudadanos y los compromete con su comunidad

Fomentar en todo el país una sociedad dispuesta a formar ciudadanos informados, propositivos y comprometidos con el desarrollo y bienestar de la comunidad.

Los aprendizajes que propone el Proyecto Educativo Nacional no se logran sólo dentro de las instituciones sino que requieren, además, convertir el espacio público en un lugar de aprendizaje convergente a los mismos propósitos.

Un factor de impacto significativo para el desarrollo económico y social es la generación de un nuevo capital social, lo que comprende aspectos como valores compartidos, normas, cultura, la capacidad de concertar, construir redes, sinergias, clima de confianza, inteligencia de las instituciones u orientación al trabajo voluntario. Por eso, programas y actividades en campos como la movilización de la cultura popular, la promoción del asociacionismo, la apertura de canales concretos para la acción sin fines de lucro son parte esencial de las políticas educativas. Lo es también el fortalecimiento de capacidades de las redes sociales y comunitarias ya existentes, la generación de nuevos arreglos institucionales o pactos familia-escuela, sociedad-medios de comunicación.

El Consejo Nacional de Educación destaca el papel del gobierno local no sólo como un administrador del servicio educativo sino, fundamentalmente, como constructor de una ciudad educadora, que forma en ciudadanía y en convivencia social; o como el catalizador del desarrollo en las áreas rurales. El Proyecto Educativo Nacional llama también a los líderes de organizaciones sociales, partidos políticos y empresas, a jugarse por la educación; mostrando un estilo de liderazgo que sea pedagógico, pero también promoviendo el compromiso de sus instituciones con la educación de sus miembros y su comunidad. Finalmente, el Proyecto Educativo Nacional llama a los medios de comunicación a ejercer bien el papel que tienen en la formación ciudadana a través de la información.

2. Matriz de políticas educativas al 2021

Objetivo estratégico 1
OPORTUNIDADES Y RESULTADOS EDUCATIVOS DE IGUAL CALIDAD PARA TODOS


RESULTADO 1: LA PRIMERA INFANCIA ES PRIORIDAD NACIONAL
Los derechos a la vida y a la educación desde el nacimiento están plenamente garantizados para toda la infancia, a través de oportunidades diversas y de calidad para su óptimo desarrollo.


1. Asegurar el desarrollo óptimo de la infancia a través de la acción intersectorial concertada del Estado en cada región.
1.1. Satisfacer las necesidades básicas de niños y niñas de 0 a 3 años.
1.2. Apoyar a la familia para una crianza sana, estimulante y respetuosa de niños y niñas.
1.3. Promover entornos comunitarios saludables, amables y estimulantes para los niños y niñas.
1.4. Promover un óptimo desarrollo educativo del potencial humano desde la primera infancia.


RESULTADO 2: TRECE AÑOS DE BUENA EDUCACIÓN SIN EXCLUSIONES
La educación básica está universalizada y garantiza igualdad de oportunidades y resultados educativos a infantes, niños, niñas y jóvenes en todo el país.


2. Ampliar el acceso a la educación básica a los grupos hoy desatendidos.
2.1. Universalizar el acceso a la educación inicial formal de los niños y niñas de 4 y 5 años de edad.
2.2. Universalizar el acceso a una educación secundaria de calidad.
2.3. Alfabetizar y desarrollar capacidades esenciales y tecnológicas de los jóvenes y adultos excluidos de la Educación Básica Regular.


3. Asegurar condiciones esenciales para el aprendizaje en los centros educativos que atienden las provincias más pobres de la población nacional.
3.1. Dotar de insumos y servicios básicos a todos los centros educativos públicos que atienden a los más pobres.
3.2. Asegurar buena infraestructura, servicios y condiciones adecuadas de salubridad a todos los centros educativos que atienden a los más pobres.
3.3. Articular las políticas de equidad educativa a programas de desarrollo productivo y de lucha contra la pobreza.


4. Prevenir el fracaso escolar en los grupos más vulnerables.
4.1. Asegurar aprendizajes fundamentales en los primeros grados de primaria.
4.2. Prevenir la deserción y la repetición en la educación primaria.
4.3. Superar discriminaciones por género en el sistema educativo
4.4. Superar discriminaciones por discapacidad en el sistema educativo.


Objetivo estratégico 2
ESTUDIANTES E INSTITUCIONES QUE LOGRAN APRENDIZAJES PERTINENTES Y DE CALIDAD


RESULTADO 1: TODOS LOGRAN COMPETENCIAS FUNDAMENTALES PARA SU DESARROLLO PERSONAL Y EL PROGRESO E INTEGRACIÓN NACIONAL
En todas las instituciones de educación básica, todos los estudiantes aprenden de manera efectiva y alcanzan las competencias que requieren para desarrollarse como personas, aportar al desarrollo humano del país y a la cohesión social, superando exclusiones y discriminaciones.

5. Establecer un marco curricular nacional compartido, intercultural, inclusivo e integrador, que permita tener currículos regionales.
5.1. Establecer un marco curricular nacional orientado a objetivos nacionales compartidos, unificadores y cuyos ejes principales incluyan la interculturalidad y la formación de ciudadanos.
5.2. Diseñar currículos regionales que garanticen prendizajes nacionales y que complementen el currículo con conocimientos pertinentes y relevantes para su medio.

6. Definir estándares nacionales de aprendizajes prioritarios y evaluarlos regularmente.
6.1. Establecer de manera concertada estándares nacionales de aprendizaje
6.2. Ampliar, mejorar e institucionalizar las evaluaciones nacionales de rendimiento escolar y aprendizajes.

RESULTADO 2: INSTITUCIONES ACOGEDORAS E INTEGRADORAS ENSEÑAN BIEN Y LO HACEN CON ÉXITO
Instituciones autónomas y organizadas que gestionan y aplican prácticas pedagógicas donde todos apren­den con éxito, de manera crítica, creativa y orientada a propiciar una convivencia grata libre de discriminación e imposición cultural.

7. Transformar las prácticas pedagógicas en la educación básica.
7.1 Asegurar prácticas pedagógicas basadas en criterios de calidad y de respeto a los derechos de los niños.
7.2. Fortalecer el rol pedagógico y la responsabilidad profesional tanto individual como colectiva del docente.
7.3. Fomentar climas institucionales amigables, integradores y estimulantes.
7.4. Uso eficaz, creativo y culturalmente pertinente de las nuevas tecnologías de información y comunicación en todos los niveles educativos.

8. Impulsar de manera sostenida los procesos de cambio institucional.
8.1. Fomentar y apoyar la constitución redes escolares territoriales responsables del desarrollo educativo local.
8.2 Establecer Programas de Apoyo y Acompañamiento Pedagógico, con función permanente de servicio a las redes escolares.
8.3. Incrementar progresivamente la jornada escolar y el tiempo efectivo de aprendizaje.

9. Articular la educación básica con la educación técnico-productiva.

Objetivo Estratégico 3:
MAESTROS BIEN PREPARADOS QUE EJERCEN PROFESIONALMENTE LA DOCENCIA


RESULTADO 1: SISTEMA INTEGRAL DE FORMACIÓN DOCENTE
Sistema integral de formación docente inicial y continua acorde a los avances pedagógicos y científicos, a las prioridades educativas y a la realidad diversa y pluricultural del país; propicia equipos docentes que se desempeñan de manera ética y competente y son valorados por ella y sus estudiantes.

10. Mejorar y reestructurar los sistemas de formación inicial y continua de los profesionales de la educación.
10.1. Generar estándares claros sobre la buena docencia y acreditar instancias de formación y desarrollo profesional docente.
10.2. Reestructurar y fortalecer la formación docente en servicio, articulada a la formación docente inicial.

RESULTADO 2: CARRERA PÚBLICA MAGISTERIAL RENOVADA
Carrera Pública Magisterial renovada contribuye de manera eficiente al logro esperado en los resultados de aprendizaje de los estudiantes y en el desempeño profesional docente.

11. Implementar una nueva Carrera Pública Magisterial.
11.1. Evaluar a los docentes para el ingreso y permanencia en la Carrera Pública Magisterial, y su asignación laboral.
11.2. Vincular los ascensos e incrementos salariales al desempeño profesional y a las condiciones de trabajo.
11.3. Promover la revaloración social de la profesión docente, en base al reconocimiento de sus buenas prácticas.


Objetivo Estratégico 4
UNA GESTION DESCENTRALIZADA, DEMOCRÁTICA, QUE LOGRA RESULTADOS Y ES FINANCIADA CON EQUIDAD

RESULTADO 1: GESTIÓN EDUCATIVA EFICAZ, ÉTICA, DESCENTRALIZADA Y CON PARTICIPACIÓN DE LA CIUDADANÍA
Una gestión eficiente y descentralizada, altamente profesional y desarrollada con criterios de ética pública, coordinación intersectorial y participación. Asimismo, una gestión informada, transparente en sus actos y desarrollada tecnológicamente en todas sus instancias.

12. Cambiar el actual modelo de gestión pública de la educación basándola en procedimientos democráticos y en el planeamiento, promoción, monitoreo y evaluación de políticas estratégicas nacionales.
13. Reformar la gestión educativa regional y articularla con los ejes de desarrollo nacional y regional con criterios de coordinación intersectorial.
14. Fortalecer las capacidades de las instituciones y redes educativas para asumir responsabilidades de gestión de mayor grado y orientadas a conseguir más y mejores resultados.
15. Fortalecer una participación social responsable y de calidad en la formulación, gestión y vigilancia de las políticas y proyectos educativos.
16. Moralizar la gestión en todas las instancias del sistema educativo.

RESULTADO 2: EDUCACIÓN FINANCIADA Y ADMINISTRADA CON EQUIDAD Y EFICIENCIA
Financiamiento prioritario, suficiente, bien distribuido, sostenido y oportuno de la educación nacional con un presupuesto utilizado eficaz y eficientemente.

17. Incrementar sostenidamente el presupuesto, asegurando calidad educativa para todos. Asignar y usar recursos sobre la base de criterios de equidad, calidad y eficiencia.
18. Estimular y procurar el aumento de la contribución social al financiamiento de la educación.

Objetivo Estratégico 5:
EDUCACIÓN SUPERIOR DE CALIDAD SE CONVIERTE EN FACTOR FAVORABLE AL DESARROLLO Y LA COMPETITIVIDAD NACIONAL

RESULTADO 1: RENOVADO SISTEMA DE EDUCACIÓN SUPERIOR ARTICULADO AL DESARROLLO
Sistema de educación superior universitaria y técnico-profesional que responde a los retos del desarrollo y a las necesidades de las políticas de desarrollo y que hace posible la articulación de sus diversos componentes, un mayor financiamiento público y privado, y la renovación y superior calificación de la carrera docente.

19. Renovar la estructura del sistema de la educación superior, tanto universitaria cuanto técnico-profesional.
20. Consolidar y dar funcionamiento efectivo al Sistema Nacional de Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior.
21. Incrementar el financiamiento del sistema nacional de educación superior y enfocar los recursos en las prioridades de dicho sistema.
22. Renovar la carrera docente en educación superior sobre la base de méritos académicos.

RESULTADO 2: SE PRODUCE CONOCIMIENTOS RELEVANTES PARA EL DESARROLLO Y LA LUCHA CONTRA LA POBREZA
Producción permanente y acumulativa de conocimiento relevante para el desarrollo humano, socioeconómico y cultural que permita igualar el nivel de investigación, innovación y avance tecnológico de los países vecinos.

23. Articulación de la educación superior con la realidad económica y cultural.
23.1. Fomentar la investigación para la innovación y el desarrollo tecnológico en actividades competitivas.
23.2 Vincular las instituciones de educación superior al desarrollo regional.
23.3. Desarrollar el potencial artístico, cultural, deportivo y natural del país.

24. Educación superior ligada a la investigación y a la planificación.
24.1. Hacer de los estudios de postgrado un sistema orientado a la investigación y producción de conocimiento.
24.2. Fomentar la planificación y prospectiva sobre el desarrollo nacional.

RESULTADO 3: CENTROS UNIVERSITARIOS Y TÉCNICOS FORMAN PROFESIONALES ÉTICOS, COMPETENTES Y PRODUCTIVOS
Profesionales desarrollan principios éticos, talentos y vocación personal; son altamente competentes frente a demandas del entorno económico productivo y laboral nacional e internacional, y aprovechan y generan nuevos conocimientos en el marco de un proyecto de desarrollo nacional y regional.

25. Transformación de la calidad de la formación profesional.
25.1. Mejorar la formación de las instituciones de educación superior, universitaria y técnico-profesional.
25.2. Fortalecer la educación técnico-productiva articulada con áreas claves del desarrollo.
25.3. Asegurar oportunidades continuas de actualización profesional de calidad.

Objetivo Estratégico 6:
UNA SOCIEDAD QUE EDUCA A SUS CIUDADANOS Y LOS COMPROMETE CON SU COMUNIDAD

RESULTADO 1: GOBIERNOS LOCALES DEMOCRÁTICOS Y FAMILIAS PROMUEVEN CIUDADANÍA
Municipios asumen rol educador y formador de ciudadanía gobernando democráticamente, cumpliendo sus obligaciones, garantizando los derechos de todos y fomentando los deberes cívicos.

26. Municipios fomentan la identidad local y la cohesión social.
26.1. Fomentar la identificación de los vecinos con su comunidad.
26.2. Generar espacios y oportunidades permanentes de integración social.

27. Participación y movilización social en torno a desafíos centrales.
27.1. Fomentar la participación de la ciudadanía en el gobierno de la comunidad.
27.2. Promover la lectoescritura y el acceso a información en la comunidad.
27.3. Promover actividades artísticas y deportivas para toda la comunidad.
27.4. Proteger a niños y jóvenes de factores nocivos para su salud física y mental que existen en el medio.
27.5. Realizar acciones permanentes de educación ambiental en las comunidades.

28. Familias asumen rol educador y colaboran con los aprendizajes y con prácticas de vida en comunidad.

RESULTADO 2: EMPRESAS, ORGANIZACIONES Y LÍDERES COMPROMETIDOS CON LA EDUCACIÓN
Empresas, organizaciones sociales, organizaciones políticas y asociaciones civiles comprometidas con la educación y con la formación ciudadana en la comunidad.

29. Fomento de la responsabilidad social de las empresas locales a favor de la educación.

30. Fomento de compromisos de líderes e instituciones con la educación.
30.1. Promover el compromiso con la educación de instituciones con liderazgo.
30.2. Promover el compromiso educativo de líderes locales.

RESULTADO 3: MEDIOS DE COMUNICACIÓN ASUMEN CON INICIATIVA SU ROL EDUCADOR
Los medios de comunicación masiva asumen su ril educador facilitando campañas educativas y se hacen corresponsables en la transmisión de valores y la formación de ciudadanía.

31. Promoción de la función educativa, informativa y cultural de los medios de comunicación.
32. Autorregulación de la prensa a favor de los derechos ciudadanos.
33. Observatorio ciudadano para mejorar la responsabilidad cívica de los medios.